miércoles, 23 de noviembre de 2011

Asturias

"Allí estabamos las dos, esperando nuestro turno para pagar. Sostenía un pequeño árbol de Navidad similar al que yo, avergonzada, escondía en mis brazos. Se dio cuenta de que me había quedado mirando su pequeño tesoro y le sonreí. Ella, ruborizada y con los ojos como platos, se giró hacia su madre para decirle: ves mamá, no es pronto para poner el árbol... Vi en aquella niña todo lo que ya no sabía ver en mí; aquello que no consigues poniendo un árbol de Navidad en el salón, aquello con lo que me reencuentro cada vez que me subo a ese autobús: un hogar al que volver sin el que no tiene sentido ir detrás de tus sueños."

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